Noticias
Mirar de reojo
Hay una película que se llama “También la lluvia” y que ocupa un hueco importante en mi memoria. Icíar Bollaín recorre los acontecimientos que transcurren durante la grabación de una película sobre la colonización española en América, y que se ve interrumpida por el estallido social y la lucha del pueblo boliviano para impedir la privatización del agua potable en Cochabamba. Los propios actores y actrices de la película lideran las protestas sociales. A veces, cuando soy testigo de situaciones complicadas, me pregunto a mí misma ¿tía, que haría Costa en tu lugar? Costa (Luis Tosar) es el productor de la película y se dibuja en un primer momento como un personaje ajeno al conflicto, el interés principal es terminar la película, hacer su trabajo y marcharse. Incluso, le llegan a proponer grabar un documental para contar la realidad de la lucha indígena por el derecho al libre uso del agua y éste contesta: “No soy una ONG, esta historia no es asunto mío” Pues bien, yo me pregunto ¿no estamos siendo un poco Costa? Estamos siendo testigo de un escenario político y social que se complica por momentos, desarrollamos nuestro trabajo en ambientes en los que, son los derechos de nuestros usuarios y usuarias los que se están vulnerando; se señala a las personas migrantes, se les tacha de seres humanos ilegales, se cierran espacios que representan la única alternativa habitacional que tienen los y las menores que llegan a España desprotegidos, se organizan concentraciones llenas de crueldad en las puertas de estos centros para “despedir a los MENAS”, se les prohíbe hacer uso de los espacios públicos para vivir su celebraciones religiosas en paz y en definitiva nos cuentan que son delincuentes. En las entidades del tercer sector conocemos la realidad de las historias de estas personas, tratamos con ellos y con ellas, los acompañamos a lo largo de sus vidas, somos sostén y apoyo. Y yo siento la necesidad de levantar la voz y contradecir el relato que se esparce con la única intención de hacer daño y crear hostilidad contra el extranjero, porque al contrario de lo que dice Costa, esto si es “asunto nuestro”. Si al conjunto de funciones y tareas que desarrollamos en el contexto de la ayuda y el trabajo social, se le llama “acción social”, ¿no deberíamos ponernos en acción? ¿no debería ser el activismo un pilar fundamental de nuestro día a día? Mirar de reojo no es una opción, debemos hacer frente a la injusticia, denunciar las situaciones de abuso y actuar de muro de contención frente al discurso de odio, porque somos relatores y somos agentes de cambio, son nuestras subvenciones las que están en peligro, nuestros programas, nuestro trabajo, nuestros participantes. En un momento dado de la película, Gael García Bernal que interpreta al director, le cuenta a Raúl Arévalo que Fray Antonio de Montesinos, su personaje, fue la “primera voz de la conciencia contra todo un imperio” por denunciar los abusos cometidos por los españoles contra los indígenas. Pues como Antonio de Montesinos yo también quiero reivindicar la conciencia, que la conciencia nos lleve a actuar, a contar lo que pasa, a parar los bulos, los discursos malintencionados y a mirar de frente. Casi al final de la película, el ejército comienza a detener a los activistas y los disturbios se vuelven peligrosos, la mitad de la plantilla decide marcharse de vuelta a España, pero otros no, otros deciden quedarse y brindar apoyo y ayuda en la lucha, entre ellos, como no podía ser de otra manera Costa; Costa ha desarrollado un vínculo emocional con sus actores, con el pueblo, Costa se involucra y toma partido. Pues bien, ante la duda yo elijo hacer lo que haría Costa. MARÍA GRANERO TUR Trabajadora Social Fundación Marcelino Champagnat
Ver más
